Introducción

Introduccion

No hace mucho, apenas treinta años, cuando veíamos absortos en televisión las increíbles maravillas de los fondos marinos a través de los espléndidos trabajos cinematográficos de personajes tan emblemáticos como Eduardo Armella y Jacques Cousteau. Quince años después con la mejora de los medios tecnológicos aparecieron los tele reportajes con una calidad tan espectacular que nos dejaban hipnotizados y pegados en nuestros sofás.

Las mismas armas que nos permitieron llegar a conocer la vida marina y sus secretos, son las que ahora nos hacen pagar su tributo. Un tributo acorde con nuestro comportamiento con el medio ambiente y que si no lo modificamos está irremisiblemente encaminado a la destrucción de nuestro planeta.

No son las cámaras, no son los pesqueros, ni las industrias, ni los políticos, somos todos, somos los seres humanos con nuestra sed insaciable de poder la que deshereda y arrebata sin consideración ni respeto alguno las riquezas minerales y biológicas que nos ofrece nuestro planeta.

Si la selección natural dio al hombre y a la mujer el privilegio de ocupar el escalafón más elevado de la jerarquía animal, éste con su comportamiento determinará el futuro de las demás especies y como consecuencia de sí mismo.

Estamos ante un momento histórico de gran desarrollo industrial, de gran destrucción natural, de superpoblación y de enormes diferencias económicas. Nuestros esquemas acerca de la educación y valores morales cambian continuamente, lo que nos confunde a todos y especialmente a los jóvenes. Además de nuestra jornada laboral habitual, aparecen nuevos fenómenos sociales que aceleran nuestra forma de vida, las comunicaciones mejoran pero no sólo con fines constructivos sino también y desgraciadamente la mayoría con fines lucrativos, datos, imágenes, videos y juegos. Todo ello, más las instrucciones del manejo de nuestro ordenador, programas informáticos, televisión, teléfono, video, DVD, ordenador de a bordo del coche, reloj de pulsera, cámara fotográfica, sistemas de alarmas, seguridad, controles, actualizaciones….y cómo no “Messenger”, absorbe nuestro tiempo para reducir al mínimo la cuota del tiempo dedicado a los contactos físicos personales provocando como consecuencia unas mentes cada vez más individualistas, aisladas y egoístas, lo cual es del todo incompatible con la por definición “naturaleza social humana”.

Algunos personajes afirman como premisa de objetivos laborales o nacionales la creación de riqueza, pero ¿a qué precio?. ¿Cuánto nos cuesta a nosotros mismos, o a otras personas, plantas y animales de otros países el hecho de que talen sus bosques, o que emitamos gases a una atmósfera que pasará por sus cabezas tarde o temprano? Por lo tanto hemos de hacernos la pregunta ¿Es bueno incentivar al mundo con una cada vez más acusada necesidad de consumo para sentirnos integrados en una sociedad que arrincona a los menos pudientes?.

Realmente y tras meditar la dirección que están tomando los países democráticos capitalistas más ricos y los sistemas de influencia que éstos disponen ya sea publicitarios, psicológicos, informativos etc., es difícil afirmar que no estamos afectados por todo ello y que nuestra opinión no haya sido condicionada en algún grado hacia las directrices que se proponen.

Debemos contraatacar a estas manipulaciones para conseguir tener una opinión lo más objetiva posible atendiendo a nuestras prioridades en la vida.

Este libro es un canto a los animales y las plantas, un grito de disculpa por lo que les hacemos, un recordatorio para las que fueron y ya no son.